lunes, 14 de septiembre de 2009

Pena de Muerte… ¿Al inocente?

La violación es un acto nefasto. Es un acto que destruye, que mata, que cambia a quien lo padece. Estamos de acuerdo: nadie es igual después de haber sido víctima de una violación. Tan execrable es este crimen que candidatos a la presidencia del Perú han llegado a proponer la pena de muerte para los violadores, sabiendo que ello les haría ganar algunos (o muchos) votos. Sin embargo, a pesar de que el candidato que la propuso llegó a la Presidencia de la República, esta medida nunca llegó a implementarse… ¿o sí?

En la violación, son muy pocos los casos (pero los hay) en los que la víctima queda embarazada. Inmediatamente surgen muchas voces que tratan de apelar a nuestra sensibilidad: “¿Cómo obligar a una mujer a gestar en sus entrañas al hijo de su violador? ¿Cómo obligarla a padecer dicho sufrimiento?” No sabemos finalmente si es peor para la madre continuar con la gestación, o asesinar a su propio hijo, y no nos sentimos capaces de entrar en esta discusión, es por eso que presentamos el testimonio de una mujer que, a pesar de haber sido violada, decidió tener a su hijo. Ella puede decir con mucha más autoridad qué es peor (o mejor).

Al margen de esta discusión, lo cierto es que, cuando producto de una violación se produce un embarazo, aparecen tres sujetos: El violador, la víctima, y el inocente… ¿Por qué aplicarle la pena de muerte al inocente?


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